Juliet

Le encantaba el sonido de aquella canción. El punteo de guitarra que la abría era tan… delicado. Saltó con la radio del coche, pocos segundos después de que girase la llave y el motor lanzase su primer rugido.

Le cogió por sorpresa.

Tan simple. Para algunas cosas es mejor no saber idiomas… Para recordar, por ejemplo. Era un poco ridículo verle cantar el estribillo. Primero gritaba “Juliet” y después cerraba los ojos y golpeaba con el talón de su pie izquierdo el suelo, como si cada uno de sus golpes fuese una palabra, y terminaba como había empezado, “Julieeeet”, alargando las letras, con melancolía.

El corazón se le llenó de algo.

Los coches son una pequeña trampa. Puede haber tantos recuerdos en un coche… Deseó haber viajado más a menudo en el de ella, haber pegado los recuerdos a la tapicería de sus asientos, pero no fue así. Odiaba conducir y era él quien solía terminar sentado detrás del volante, así que utilizaban su Skoda para ir de un lado a otro.

Sin querer, la mente empezó a volar.

Era de noche. Habían salido tarde de Madrid. Tampoco tomaron demasiadas copas. El tiempo, por ahora, siempre se les hacía corto. Tuvieron que elegir entre seguir la noche con los amigos o acortarla a su propia manera. Sonrieron a la luna y ella se ocultó tras una nube. Escaparon sin dar demasiadas explicaciones, dejándose en tierra a un par compañeras de la infancia y otro del trabajo. Ya cogerían un taxi.

A qué olía la noche.

No lo recordaba. En milésimas de segundo la cabeza también se le llenó de algo, de los recuerdos que habían sido raptados por el atrapasueños que colgaba del retrovisor. Siempre discutían por la música, pero eso no le vino a la cabeza. En su lugar, se le presentó la sonrisa que le había iluminado la cada al dar con el disco de los Dire Straits.

Y justo después el tacto de la mano.

Era de noche, sí, y también tarde. Olía a lluvia. Quizás olía a lluvia, pero… había pasado tanto tiempo. Estaba emocionado, nervioso. Es una lástima que la emoción se pierda tan rápido, que a las personas se les dé también romperlo todo. El motor rugía, antes y ahora, pero con un rugido distinto. Tanto tiempo había pasado. Estaba emocionado. La mano de ella le acariciaba la cabeza, introduciéndose en su pelo, jugando con el lóbulo de su oreja o deslizándose por el cuello.Quería llegar a casa de una vez por todas y no salir jamás de aquel coche.

El olor de la noche, a lluvia, se mezclaba con el del ambientador, de pino.

Nadie decía nada. Ella sólo le acariciaba y la luna seguía oculta tras una nube. En el cielo no había más estrellas que las farolas, dando luz a la carretera por la que el coche no sabía si correr o arrastrarse. Su pie, en el acelerador, también dudaba. Y era incapaz de centrarse en la música. Una de las caricias en su cuello coincidió con aquel Juliet y el escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Ella notó la descarga y el dedo índice dejó de recorrer su piel durante un segundo.

Fue entonces cuando escuchó su sonrisa.

Era una sonrisa nasal, de aire expulsado por la nariz y labios apenas curvados. A él le salió otra, con mirada de culpabilidad, como avergonzado por demostrar todo el placer que estaba sintiendo. La música, el coche, los neumáticos rodando sobre la carretera y el viento entrando por la ventanilla medio abierta se quedaron calladitos, para que ellos pudieran escucharse respirar. Los ojos llamándose a gritos. Las miradas buscándose en los reflejos de la nada.

Las manos se le crisparon sobre el volante, entonces y ahora.

Fueron callados durante todo el viaje. Carretera, música, noche, olor a lluvia, un índice juguetón y aire tensado por la complicidad y el deseo. ¿Era realmente necesario salir de allí? ¿Cuándo iban a llegar? ¿Y si no dejaba nunca de conducir? ¿Y sí se detenía allí mismo, en un arcén, y dejaba que todo explotase?

Respiró profundamente, entonces y ahora.

Buscó calma en su propio interior. Aplacó la ansiedad. Metió la marcha atrás, miró por el retrovisor y fue saliendo lentamente del aparcamiento. Cambio de emisora, con la mirada triste, sabiendo que los amores de verdad son aquellos que, al acabar, no dejan nada más que un puñado de recuerdos traicioneros y dolorosos.

15 respuestas to “Juliet”

  1. Eiruceiram Says:

    El blog viveeee!!!!! Me tenias preocupada (por el dedo…). Voy a leer Juliet.

    Pd. Ya sabía que Delicias del pecado era el club de los maduros, es que soy muy mala para picarte jejeje.

  2. A mí me ha recordado más a…

    el ambientador era de pino?seguro?no sería de limón?

  3. «El tiempo, por ahora, siempre se les hacía corto». Una verdad como un templo! Me gustó la frase, oye. Y el relato. Y ese vídeo!!!! Es desconcertantemente desconcertante.

  4. Eiruceiram Says:

    Por favor que los secuestradores de Javi se pongan en contacto a través del blog. Rompo el cerdito y valoro si me llega para el rescate…

    • No te apures, que lo que pasa es que… Que coño: (voz grave) Le tenemos y estamos dispuesto a cortar todas sus conexiones con el mundo. Ya no tiene ni conexión de internet ni ordenador en casa. No decimos más, son… ¿Con 300 euros da para un ordenador?

      Pues eso, que siento estar más ausente, pero suma los nueve dedos (Olivia D., conste que no lo digo pa dar pena) al hecho de que sólo me queda la opción de robarle tiempo al curro para escribir. Una tragedia, vamos.

    • Hoy puede ser tu día de suerte. Puede que recuperes a tu escritor y que este solo haya perdido un dedo en esta historia. Puede que le recuperes casi entero y que te lo lleves a casa para, o puede que te lo lleves en varias bolsas de plástico y acabes montando sus pedazos llorando en la cocina. ¿Como andas de suerte Eiru?.

      ¿Tus lágrimas valen 1.000 € para un ordenador decente y una conexión a internet?. ¿O necesitas que crucen tu mejilla hasta la comisura de tus labios para que su sabor te recuerde que podrían haber hecho lo correcto, pero que no lo hiciste?.

      ¿Te sientes afortunada?.

      En el parque de la amistad junto a la fuente. Esta tarde a las 8.

      Sé puntual.

      • Eiruceiram Says:

        Conozco mi suerte. Pero, ¿Des conoces la tuya?. A partir de la 8 puede empezar a cambiar. Yo no negocio con asesino…, Javi vale…. Ofrezco 2.000 euros a quien me traiga vivo o muerto al secuestrador. Ya no dormirás tranquilo nunca. Cada persona que este a tu lado puede traicionarte. Cuídame bien a mi 9 dedos, que pertenezco al club de las tías duras. Nunca me doy por vencida.

        ¿En el Parque de la Amistad?, Un lugar muy sugerente. Son casi las 8, empieza la búsqueda de cabezas. Y la tuya acaba de subir a 3.000 Euros.

        Pd. Javi como sea un autosecuestro la que te mata soy yo… jejeje

  5. Que pasa Pastrana, me he topado con tu blg. A pesar advertencia de la cabecera del mismo he decidido leerlo jeje. Echando una somera ojeada veo que el tema del amor esta siempre presente de alguna u otra manera. Centrandome en el final de este último texto: «Cambio de emisora, con la mirada triste, sabiendo que los amores de verdad son aquellos que, al acabar, no dejan nada más que un puñado de recuerdos traicioneros y dolorosos.» , no estoy de acuerdo en que los amores de verdad sean [..] los dolorosos. Me explico.
    Hay que tener (siempre) presente que el juego del amor es un sistema bastante complejo en que están presente estrategias como el engaño, la
    traición, los celos. Son dimensiones que ocultan una fuerza muy precisa pero elusiva: el odio. El famoso verso de Cátulo «Odio y amo» representa un conflicto siempre presente en las relaciones, aunque pocas veces seasoma al umbral de la conciencia. El ejercicio clínico enseña que allí donde existe un sentimiento, también toma vida y conciencia su contrario: Los opuestos, que con su interacción laceran al individuo y constituyen la dinámica secreta de la vida. El amor reclama, exige incluso, la copresencia del odio.

    Esta terrible dualidad fue sintetizada por La Rochefoucauld en una de sus máximas: «El amor, si se le juzga por la mayoría de sus efectos, se asemeja más al odio que a la amistad.

    Un saludo, tronk

    • Lei en algún sitio que todas las historias son, de una manera o de otra, una historia de amor… hasta The Wire, no sabes? De todas formas, siempre he tenido la sensación de que el terreno en el que me muevo es, sobre todo, el de los recuerdos y el pasado, pero vamos, que no podría jurarlo.

      Creo que estoy bastante de acuerdo contigo, pero lo que explicas me parece aplicable, sobre todo, al desarrollo de una relación de pareja. Una vez terminan, habrá gente que vea lo bueno, gente que se quede sólo con lo malo (probablemente al tipo de la historia le dejaron y nunca lo superó, por eso le duele tanto el pasado) y personas a las que le produzca todo una tremenda indiferencia.

      Trash, gracias por el comentario. Como ves, la música tiene un protagonismo propio en este blog, así que espero que me nutras con tu sabiduria.

      Un abrazo.

  6. The Wire… amor? entre Marlo y McNutly? Entre Barksdale y Stringer Bell? No, si al final llevaras razon…

    • Llevo meses intentando reproducir el final de las borracheras de McNulty, pero que no me sale, de verdad. Ese tío es mi héroe… al capítulo de la redada en el burdel me remito, por cierto.

      Y donde sí que hay mucho amor es entre McNulty y Bunk.

  7. Buen capitulo, si. Y para amor, el que desprende Bubbles. Acojonante. Pero tampoco es cuestion de convertir esto en un spoiler continuo…
    PD: algo te acercas a las borracheras de Jimmy, no?

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