Tengo un huracán en la palma de mi mano,
una espiral psicótica que intenta descubrir la verdad dentro,
donde sólo hay dudas, prepotente,
egoísta.
Qué humano, pensar que el universo descansa en nuestro epicentro,
al margen de todo lo que ocurre fuera,
del mundo que palpita en cada brizna de hierba,
egoísta.
Somos como pequeños insectos llenos de soberbia,
queriendo explicar el universo desde nuestra diminuta parcela de tierra,
ignorando todo lo que no amamos,
egoístas.
Max mueve el rabo a mi lado.
Me lame la pierna.
Esta nervioso.
Creo quiere que vayamos al sofá, a estar juntos sin más respuestas que la respiración.
El pequeño zorro que quiso ser lobo,
seguro desde su egoísmo compartido.
No tiene expectativas internas si no necesidades fundadas en hechos externos.
Desea en función de lo que le rodea y conoce, de lo que ama.
Quiero aprendes a escuchar al universo para poder armonizar mis necesidades internas con él,
como hace mi perro