Archivo de reflexiones

Mi ausencia de tiempo y yo… y otra vez yo (egocentrismo temporal)

Posted in Estrambotismo with tags on agosto 19, 2011 by silvio11

Necesito algo de tiempo. ¿Para qué? Para poder hacerlo todo. ¿Quieres tiempo para  volver a ocuparlo? También me gustaría aburrirme un poco. Eso no es nada divertido. Ya, pero sí necesario. Además, cuando no tengo tiempo siempre acabo entre la espada y la pared, obligado a priorizar constantemente. ¿Quieres tiempo para no tener que decidir qué es lo realmente importante? Algo así… Nadie aprecia el valor de la inconsciencia hasta que le obligan a ser consciente…que mi subconsciente diga algo así es cuanto menos irónico, creo.

Encrucijada

Posted in fragmentos de historias jamás escritas with tags , on agosto 5, 2011 by silvio11

Al fondo del camino hay un perro negro. Bueno al fondo, en realidad es una encrucijada. Siempre hay una encrucijada allí donde pensamos que se encuentra el final del camino. Hay un perro negro y una encrucijada. Los errores fatales son aquellos que se pagan durante toda la vida. Hay una encrucijada que bien podría ser el final del camino. Escéptico y confuso camina hacia ella, sonriendo a pesar de todo. La matemáticas son la poesía de Dios y el lenguaje las matemáticas del hombre. En la formulación exacta de su propio pensamiento espera encontrar el conocimiento absoluto de sí mismo. Ese es el reto, ser capaz de traducir con precisión el pensamiento, que a su vez no es nada más que la traducción del sentimiento… El lenguaje del sentimiento. Y el perro ladra.

Los errores fatales se pagan durante toda la vida, repite mentalmente de camino al cementerio. Sobre su hombro, una sexta parte del ataúd. Los ladridos llegan desde la encrucijada. Hay amores que se pierden por una decisión estúpida, pero su error no fue perderlo, su error fue aferrarse a él… Tantos años. Y el perro vuelve a ladrar, desafiante o indignado, imposible saberlo. Agacha la cabeza y mira al suelo. Fue tan fácil vivir preso, con el error, acomodado. Se pregunta qué hará a continuación, libre. La encrucijada se aproxima y la cochambrosa entrada del cementerio le recuerda a la puerta de su hogar.

Toda una vida preso, pero hubo un día en el que le perdió el miedo a la muerte… Una noche, mejor dicho. Abrazado a ella supo que podría morirse tranquilo. No plenamente feliz, pero sí tranquilo, en paz. Durante unos días jugó con la idea mental del suicido. El perro vuelve a ladrar. Le fascinaba la posibilidad de abandonar en el punto alto, justo cuando todo estaba en orden, aunque no hubiera perfección.

Sus emociones le hablaron. El miedo, la esperanza, la felicidad… Pero no supo entenderlo. No supo entenderse y los ladridos apunto estuvieron de hacerle estallar la cabeza. Pesa tanto el ataúd como cada uno de los días en los que tuvo que regresar a casa a regañadientes. No fue siempre y no fue todo, pero si bastante como para que por norma general se sintiera sin sonrisas. Pasaron los buenos días. Giran a la izquierda y el perro se hace a un lado para que puedan encarar la puerta del cementerio. ¿Y qué fue de la paz? Nada, allí se quedó, junto a él y la tranquilidad. A lo mejor es que él había nacido para la agitación y el caos.

Mientras se adentra en el cementerio, el perro vuelve a ladrar. Una vez más, es ella quien le marca el camino a seguir.

GfritangaGfrigeria

Posted in Estrambotismo with tags on julio 27, 2011 by silvio11

Camastro de folios revueltos, escritos a máquina y repleto de cuerpos desnudos sudando sus vidas sobre hojas en blanco. Sombras rayadas con un lápiz de mina blanda en las paredes de la incertidumbre. Manos emborranadas con restos de sombra. Lo verdaderamente importante de las letras es aquello que no dicen. Lo más hermoso de los dibujos se esconde bajo capas de colores tristes o alegres, de nada negro o de todo blanco. Humo convulso de un cigarro hecho con picadura de sueños. Las imágenes se mezclan en la mente como un torbellino de inspiración, mentiras, deseos, amor y miedo. La vida se mancha con mis pensamientos… o quizás la colorean, como los dibujos que ocultan el sinsentido de un vacío absoluto o las letras que inventan mentiras para dar sentido a la vida. Porque una hoja en blanco no es más que una hoja inútil y sin sentido, depresiva… A no ser que sepas algo de papiroflexia y ella en realidad desee ser avión o pajarita. Entonces, y solo entonces, debe ser maravilloso, casi mágico, ser un folio en blanco maltratado por las manos de la vida. ¿Acaso no es todo cambio?

Fabula de la ardilla y el pingüino

Posted in cosas que podrían haber rimado, Estrambotismo with tags , on julio 19, 2011 by silvio11

“Las cosas suceden”, le dijo la ardilla a la nuez antes de ser devorada por el zorro.

El mundo se mueve en sinsentidos y nosotros,

asustados de lo que es incierto,

decidimos fingir que no ocurre

o que quizás existe un plan.

 –

Fingimos para poder seguir viviendo,

intentando que las mentiras nos duren más que las ganas de seguir viviendo.

 –

Cerrar los ojos y saltar al vacío.

Las imágenes son siempre tan la misma

que hasta el caos pierde su esencia.

Convertido lo excepcional en norma,

el mundo se llena de tragedias, catástrofres que no merecemos

y algún que otro milagro inconfeso achacable a la justicia de una existencia injusta.

 –

¿Puedo vivir siendo consciente de la incertidumbre?

¿Y si mañana viene a por mí?

¿Y si soy yo mañana quien está ahí?

 –

La única forma de no pensar en la agobiante realidad de todo lo que es grande

pasa por obsesionarse con lo que es pequeño.

No tienes que mirar al gran monstruo a los ojos si sólo quieres observar sus pupilas

… Todo lo que es grande…

… Suena tan pequeño.

 –

Quiero beber, comer y amar en exceso,

tan exceso que todo pierda su significado,

su valor y su esencia.

Deseo cansarme de los juguetes antes de que se rompan.

Y aunque no es inventar orden en un caos que me aterra,

es la misma mentira, la misma forma de huir del miedo.

 –

¿Y si vivir es aceptar la incertidumbre como parte del orden?

¿Es posible vivir con la conciencia asumida de que mañana es sólo una posibilidad?

 –

El segundo. El segundo en que escribo, escucho y sueño el mañana.

El segundo en el que preparo el segundo que vendrá a continuación.

Vivida segundo a segundo, parece imposible que la vida no sea eterna.

¿Cómo no voy a ser capaz de vivir un segundo más?

 –

El segundo, el orden, el exceso y la certeza del caos.

Me siento como un pingüino observando el amanecer en medio del desierto,

un desierto precioso,

por cierto.

Nacidos para correr

Posted in La zapatilla parlante with tags , on julio 15, 2011 by silvio11

Título: Nacidos para correr.

Autor: Christopher McDougall.

Editorial: Debate.

Algunos libros te pueden cambiar la vida… o simplemente confirmar la que tienes, que es igual de importante.

Fue hace dos años, en Marchamalo. Llegaba a la media maratón con buenas expectativas y el objetivo de bajar de una hora y treinta minutos. Durante dos meses me había obligado a salir de la cama para hacer cambios de ritmos o series, pero nada de aquello sirvió. Acabé la carrera en uno y treinta y cinco. No había excusas por dolores.  Me había sobre estimado y punto. Estaba tan decepcionado conmigo mismo que casi dejo de correr. ¿Para qué había servido tanto sufrimiento? Para nada… y quizás ahí estaba la respuesta.

Desde aquel día me esforcé por hacer de la carrera un momento de libertad y ocio. Empecé corriendo distancias cortas, otra vez, y reduciendo las salidas a tres días a la semana. Y auque me costó meses, al final la sensación volvió. La calle me llamaba, no para entrenar, si no para perderme en ella. Aquella rutina realizada sólo por necesidad, a veces física y otras espiritual, era mi pequeña victoria. Correr cada día volvió a ser un fin en sí mismo. Ya no necesitaba preparar carreras ni grandes objetivos para seguir saliendo cada mañana.

Encontrar este Nacidos para correr fue dar con ese otro loco que te ayuda a sentirte menos solo. Los personajes de Christopher McDougall son en gran medida leyendas, pero sobre todo desprenden humanidad y amor al campo, la carretera y esa salvaje satisfacción que produce correr. Sus tesis defienden la carrera como pasión de toda una vida, no como deporte de élite, permitiendo a cualquier corredor empatizar con esos seres sobrehumanos que pueblan sus páginas. No hay costosos entrenamientos, aunque se intuyen, si no amor por un estilo de carrera, las ultramaratones, que se encuentran en el lado oscuro de las actividades deportivas.

¿Ser corredor puede hacerte mejor persona? Para McDougall es evidente que sí, y que además puede hacerte más feliz. Al leer la traducción realizada por Debate, a uno le dan ganas de saber inglés para echar mano del original, esquivando una escritura algo descuidada que, por fortuna, no impide a apasionarse con una historia de dimensiones épicas. En más de una ocasión el lector se preguntará si lo que está leyendo es realmente cierto. También deseará haber estado en aquel lejano Leadville para ver el apasionante duelo entre los raramuri y Ann Trason, un enfrentamiento que por desgracia no encuentra su reflejo en la última carrera del libro, ya en tierra de los tarahumaras. Más centrado en su propia experiencia como ultramaratoniano, en ella el escritor parece olvidarse de los auténticos protagonistas de su historia.

A parte de Trason y los tarahumaras, una raza de corredores de fondo, decenas de personajes inolvidables pueblan estas páginas. Y sí, parece que todos ellos existieron y existen. Nacidos para correr es filosofía de vida dirigida a aquellos que ya nunca serán grandes estrellas, pero que siguen calzándose las zapatillas para correr, buscar, pensar… Gente que cuando acude a una carrera ya no necesita mejorar marcas.

Saudade

Posted in Estrambotismo with tags on julio 13, 2011 by silvio11

Viento, veleta, voluble, virginal, vereda, baremo, variable, vasos, valiente. Intrusión innecesaria.

 

Mar, marea, maldición, maldita, muerte, miedo, masaje, morado, mientes.

 

Susurro, siseo, sinuoso, salvaje, sarmiento, sauna, sudor, saudade, sin aliento.

 

Prefiero la s.

 

Canto, canción, cama, canoa, cientos, cuento, caer, caos, casi… siempre casi.

 

Feliz, fecundo, femenino… ¿farol?

 

Hecho de menos la s.

 

Trabajo, tiento, temor (¿otra vez?), teniente, tierra… húmeda. Terrones de tierra.

 

Húmeda, hueco, silencio, sombra. Ambigüedad.

 

¿A dónde nos conduce todo esto?

 

Éramos… perdón, somos eso. Éramos, somos, seremos palabras de una lista. ¿Éramos silencio y somos ruido sólo porque terminaremos siendo mentira? ¿Acaso importa?

 

He visto un parque al final de la tarde, justo en el momento en el que las farolas comienzan a encenderse. Parpadean, como el motor de un coche que lucha por arrancar. Algunas lo consiguen antes que otras. Imagino a los enanitos de su interior golpeando como locos la yesca contra el pedernal o al revés… No sé como funciona eso de la yesca y el pedernal.

 

Zurrón, zarigüeya, zorro, zig-zag.

 

Busca una buena palabra a la que abrazarse… un buen recuerdo.

 

La nostalgia no son más que palabras sin sentido, como el mañana.

Imprecisiones

Posted in Estrambotismo, Historias del terruño (Guadalajara) with tags , on julio 7, 2011 by silvio11

Sección de Opinión. Como en todos los periódicos, en éste también hay que escribir las típicas pinceladas alabando o poniendo a parir un aspecto concreto de la actualidad. En nuestro caso, al lanzazo se le llama Baja. Me toca hacer uno sobre los toros. El motivo: un comunicado de Ecologistas en Acción pidiendo a los ciudadanos que denuncien los abusos cometidos en actos taurinos. Empiezo a escribir: “Respetar los derechos del toro>> Una lástima que aún haya que hacer llamamientos como el de Ecologistas en Acción para recordar a los desaprensivos que los animales también tienen derechos…”. Me detengo y medito un segundo. Hay algo irónico en todo esto. Retomo. “… Que los animales tienen derechos…” Sí tienen derecho a no ser torturados, pero no tienen derecho a la vida. ¿Tienen derecho a que los matemos rápido? Eso tampoco es del todo correcto. Tienen derecho a que los torturemos sólo cuanto la Ley dice que les podemos torturar. Ejemplo: clavar banderillas, sí. Tirar piedras, no. Mira que es cachonda la Ley.

 

Son las siete de la tarde y yo un cínico al que el tema ni le quema ni le apaga el fuego. Quiero irme a casa. Mañana hablamos de moral que hoy sólo tengo cuerpo de chiste… porque no soy toro, claro.

 

Baja:

Respetar los derechos del toro>> Una lástima que aún haya que hacer llamamientos como el de Ecologistas en Acción para recordar a los desaprensivos que hay límites que no deben traspasarse en los espectáculos taurinos.

 

¿Alguien se ha parado alguna vez a pensar lo difícil que sería aparentar que somos consecuente sin los grises, las ambigüedades y otras imprecisiones?

 

Por fortuna el lenguaje es mi herramienta de trabajo y con él puedo manipular el pensamiento hasta hacerme creer que estoy en el bando correcto, aunque jamás llegue a tomar partido.

Paisajes utópicos

Posted in cosas que podrían haber rimado with tags , on junio 13, 2011 by silvio11

Más allá del sol se esconde un pequeño lago.

Las gotas de agua caen sobre él cuando a las nubes se les desbordan los miedos…

Y de la tormenta nace el espejo en que se mira el cielo cada vez que quiere recoger su pelo.

 –

Los ojos cerrados del niño son dos intensos nubarrones a punto de estallar.

Sus gritos, un trueno ensordecedor que retumba en medio del incendio.

Y el muro de piedra contra el que chilla, una triste presa de papel que lucha por contener el mar

Reflejos

Posted in Estrambotismo, extensos microrrelatos, fragmentos de historias jamás escritas with tags , , on junio 1, 2011 by silvio11

Me preocupaban los reflejos. Sobre todo, me preocupaba que no tuvieran un sindicato. Siempre escondidos al borde de todos los espejos, en tensión, esperando que pasásemos frente a ellos porque, creía yo, si algún día se despistaban, podíamos pensar que somos vampiros o algo así. La conciencia de nuestra propia humanidad dependía de los reflejos. Deberían tener, pensaba, además de sindicato, un plus de horas extras y cosas así. Sí, deberían. Un día incluso pregunté a mi reflejo sus reivindicaciones, pero no quiso romper el formalismo laboral con el que yo creía que encaraba su deber para conmigo. Por eso empecé a intentar hablar con los reflejos de otros, asomándome por encima del  hombro de mis amigos cada vez que entraban en el cuarto de baño o en un probador.

Mis amigos dejaron de hablarme, por cierto.

Creo que mi imagen les coartaba, a mis amigos y a sus reflejos. Ella es muy como yo. Muy de coartar a otros.

Creía yo que los reflejos sólo podían estar tranquilos por las noches, cuando los seres reales dormíamos. Menos en las casas de esos que tienen sus habitaciones llenas de espejos. A esos les recordaban, no ya su humanidad, si no su propia existencia. Si no se vieran al despertar cada mañana, todas esas personas que tienen tantos espejos se olvidarían de que son alguien y comenzarían a comportarse como si no fueran nadie, estando siempre callados y sin molestar a los demás… “No sabéis el flaco favor que hacéis al mundo recordando a esos reflejados que existen”, mascullaba por aquella época entre dientes.

A veces apoyaba el oído contra la pared, justo al lado del marco del espejo, para intentar escuchar algo de lo que decían todos los reflejos que estaban al otro lado, pero nunca lo conseguí. “Como son los reflejos, siempre tan profesionales… y sin sindicato”.

Me equivocaba en todo.

Ayer, de camino a casa, pasé por delante de uno de esos edificios de cristal, de los que tienen un montón de ventanas, y empecé a escuchar susurros a mi alrededor. Creí que eran los reflejos hablando de mí y de mi interés por ellos. Me acerqué a uno de los cristales, hasta encontrarme conmigo mismo, otra vez. Estudie cualquier rasgo de mi cara que no pareciera mío y me percaté de que aquel bien podría no ser mi reflejo, que conocía mis rasgos  porque siempre los veía en el espejo, pero ¿y si aquella no era mi cara? Así que se lo pregunté. “¿Eres yo?” Y me apresuré a afirmar con la cabeza, no fuera a negarme mi propia identidad. Y el autoengaño fue aún peor, porque descubrí que a lo mejor yo no soy más que lo que creo que soy. ¿Y si nunca he sido lo que soy sólo porque no he descubierto qué soy en realidad? “¿Enséñame quién debo ser?” Y me pareció que mi reflejo estaba a punto de echarse a reír. “¿Y si no soy nada más que la imagen de un cristal?”

¿Cabía la posibilidad de que yo fuera el reflejo y él la realidad? Siempre pensé que dominaba mis actos, pero a lo mejor era yo quien viajaba de espejo en espejo, caminando por un mundo de cristal que podía romperse en cualquier momento, esperando sin saberlo que mi yo real cruzara por delante de un escaparate. Aquello tenía su lógica. Si mi vida no era nada más que un trabajo de reflejo, el mundo no tenía por qué tener sentido para mí. Sólo debía tenerlo para él. ¿Y si vivía una vida reflejada y mi trabajo no era nada más que la imagen distorsionada del trabajo de otro? ¿Y si mis propios pensamientos eran esos reflejos aberrantes que se forman en el agua de los ríos, siempre agitada?

Miré a mi yo real con lágrimas de desesperación en los ojos y él, a su vez, lloró otras de compasión, pues lamentaba que me hubiera dado cuenta de que vivía un reflejo.

Comencé a golpear el cristal y las sombras, que eran realmente quienes susurraban en aquella noche, se agolparon en torno a mí, expectantes. “Déjame entrar… Aquí ni siquiera tengo un sindicato para luchar por mis derechos”.

Asusté tanto a mi yo real, que decidió romper la entrada a su mundo de una sola patada. Yo, por mi parte, descargue toda mi rabia contra la ventana a esa otra vida perfecta. Y las sombras se partieron de risa disimulando sus carcajadas con el susurro del viento.

Seguí llorando en la calle durante horas. Era un reflejo sobrepasado por el mundo que tiene el deber de reflejar.

Luz relativa

Posted in Estrambotismo with tags , on May 26, 2011 by silvio11

Cuando la lluvia no es más que agua, hay algo que falla en el corazón del mundo.

Me siento cansado, somnoliento.

Hoy he soñado que daba vueltas alrededor de un pequeño sol, gravitando indiferente en torno a él. Luego el sol se convertía en vela, iluminando una pequeña habitación llena de sombras. Yo estaba sentado en una austera silla de madera, observando fijamente la llama, que apenas tenía fuerza para hacerle frente a las corrientes de aire. Si se apagaba ella, se apagaba el universo. Podía ver pasar los segundos, igual que ratas sucias y asquerosas. Y la lluvia no era nada más que agua. Tenía miedo de algo, no sé de qué.

Todo era tan débil como la frágil llama de mi vela.

Acariciaba el fuego para que pudiera sentir mi calor.

He soñado con palabras encerradas dentro de imágenes sin sentido. Una “b” gigante era una ciudad. Una “g” la voz melodiosa de un río entonando una canción de cuna. Intentaba alcanzar un lugar que no entiendo y me sentía solo. Intentaba explicar a la nada donde está ese lugar y me miraba extrañada, como si estuviera loco… y quizás lo estaba, en mi sueño o al despertar de él… A lo mejor soñé que estaba cuerdo. Y la lluvia no era nada más que agua, menos salada y más ácida que las lágrimas.

Quise llover.

Mis ojos se cierran y me pregunto que será de mí cuando vuelva a quedarme dormido y despierte al otro mundo. El absurdo tiene sentido y un orden oculto en su caprichosa naturaleza. Acaricio la luz del sol y la llama se apaga.

En la oscuridad no existe el miedo a la soledad, si no el temor de que haya alguien más oculto en la noche de nuestras pesadillas. Hasta los buenos sueños son bromas pesadas de una mente cruel… sobre todos los más hermosos